Una subida divertida
Cuando llegué a los pies del castillo me di cuenta de que, como muchos otros castillos, este también estaba en obras: esto no impidió que la subida fuese divertida. La gente del pueblo se reúne a los pies del mismo, así que a medida que subes te vas tropezando con vecinos que pasan aquí la tarde. Uno que te indica, otro que te cuenta y otra, Teresa, que te da almendras, de las que está partiendo debajo del árbol con una piedra del camino...
Aquí se disfruta del las chulísimas vistas, del airecito que corre o del solete de la tarde. La tremenda roca sobre la que se levanta el castillo es