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En nuestra breve, pero provechosa...
En nuestra breve, pero provechosa estancia en Heraklion nos llevamos gratas sorpresas, como fue el hallazgo de su preciosa catedral.
Por el emplazamiento que tiene no es fácil verla a lo lejos, sólo callejeando podremos admirar esta gran belleza arquitectónica. Escondida entre las fachadas y frente a una gran plaza encontramos lo que es a día de hoy el edificio de la catedral de Heraklion, dedicada a su Santo patrón Menas, cuya festividad se celebra cada 11 de Noviembre. Su construcción es bastante reciente, pues se terminó en 1895, a pesar de que empezó a construirse en 1862; debido a la revuelta que hubo en Creta durante esa época, las obras estuvieron paradas algunos años.
Sin embargo, no fue la primera, su predecesora fue construida en 1735, en un edificio mucho más sencillo y de reducidas dimensiones, sin eso quitarle importancia. Esta antigua catedral está justo enfrente de la nueva, tras bajar la escalinata a mano derecha; es conocida como la “Mikros Agios Minas” la Pequeña San Menas. En la misma plaza podemos encontrar otra iglesia, también con cierta relevancia, la Agia Ekaterini.
Las pinturas murales que cubren el techo y las cúpulas son una preciosidad, de igual forma las lámparas son auténticas obras de arte que penden de un hilo sobre nuestras cabezas, sin menospreciar las puertas, sillas y otros objetos trabajados pacientemente en madera. Pasear entre sus altísimos muros es un placer para la vista, mires donde mires hay arte; pero si miramos atentamente fuera de sus paredes, justo enfrente de uno de los dos campanarios, veremos una bomba, que en su día no llegó a explotar, ahí está como testimonio del milagro que ese día ocurrió en la ciudad.
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