La Imponente Catedral de Salzburgo
La seria y elegante, como la ciudad, catedral o Dom se levanta en la plaza que lleva su nombre, siempre bajo la atenta vigilancia, protectora, de la fortaleza de Salburgo.
Si nos acercamos a su entrada, aparte de sentirnos más pequeños, observamos al detalle sus tres puertas de broince que simbolizan la Fe, la Esperanza y la Caridad. Ya dentro, llam la atención su linterna, reconstruida, tras ser destruida por una bomba en 1944. Fijémonos en la cúpula y en la pila bautismal románica, donde fue bautizado el niño Mozart. Cuando ya hayamos llenado nuestra memoria de la grandiosidad de los frescos del techo y la imponencia de sus paredes barrocas, debemos bajar a las catacumbas, donde están las tumbas de los príncipes arzobispos que gobernaron Salzburgo largo tiempo.