Escalofriante historia
Resulta bastante curioso que los cementerios sean uno de los atractivos turísticos de Edimburgo, y este de Greyfriars es indispensable para conocer uno de los capítulos más oscuros de la historia de la ciudad. Inicialmente fue un monasterio de monjes franciscanos y es por esta razón por la que ha trascendido el nombre "greyfriars". Interesante, porque sus hábitos no eran grises, sino marrones, pero si ligamos la poca cultura del color que se tenía hace siglos a la oscuridad que reina en Edimburgo durante la mayor parte del año y todo esto aderezado con mucha mugre, nos da como resultado el color gris que ha llegado hasta nuestros días.
La historia realmente escalofriante empieza en el siglo XVII, cuando tras unas revueltas, se convirtió en una cárcel política donde fueron encarceladas y torturadas muchísimas personas. Las celdas carecían de techo y teniendo en cuenta la climatología de Escocia, podemos imaginar el sufrimiento que tuvieron que padecer. Uno de los responsables de estas torturas fue George Mackenzie, que también está enterrado en el cementerio de Greyfriars y es su mausoleo el que ha desencadenado la historia negra reciente de este lugar. Cuentan que en los 90 un sin techo acudió a refugiarse al mausoleo de Mackenzie en una gélida noche de invierno, con tan mala suerte que resbaló, cayó al piso inferior y rompió la tumba donde reposaban los restos de tan infame personaje. Desde ese momento cosas extrañas y muy macabras han ocurrido en el cementerio de Greyfriars, hasta tal punto que las autoridades decidieron cerrar las celdas de los antiguos prisioneros...
Visita recomendabilísima sin importar si la realizas durante el día o por la noche.


