El espíritu llena una ciudad
Santiago rebosa vida, baile, arquitectura singular e historias grandes y pequeñas. Ellos, los cubanos, la llaman " la ciudad héroe" y el resto del mundo la califica como la más caribeña de Cuba.
Las calles que hoy recorro han sido caldo de cultivo de rebeliones y sediciones, de influencias culturales importadas de Haití, Jamaica, Barbados y África. Sus restos de capitalidad, antes de que le fuera arrebatada por La Habana en 1607, todavía se puede respirar en sus calles; un ritmo más lento que le ha permitido mantenerse al margen del desenfreno habanero, y que hacen que la vida sea mas pausada, más familiar.
Es una ciudad calurosa, y en más de un sentido. Con la calle a treinta y tantos grados de temperatura, los jineteros aprovechan la sombra para ganar un dinero extra, y en Santiago lo hacen con una ferocidad sin igual. Santiago parece vivir a un ritmo más alocado y frenético de lo habitual.¿ Qué otra ciudad es capaz de vivir cada fin de semana lo que llaman " La noche santiaguera" que en realidad es la del viernes y la del sábado, con una enorme avenida, la de Victoriano Garzón, llena a rebosar de gente que baila, bebe y come hasta latas horas de la madrugada? Chiringuitos, orquestas, puestos de ropa y zapatos...todo vale.
Luego está la orografía. Nos imaginamos la ciudad como llana y fácil, pero eso es sólo una parte. Las empinadas cuestas con los restos en el suelo de las vías del tranvía, nos llegan a recordar a las calles de San Francisco,sensación reforzada por los edificios, no tan altos y grandes, pero igual de impresionantes que los de La Habana.
No es Santiago lugar para el turista temeroso, sino para el viajero aventurero que no duda, sino que escucha y aprende..