Colina de Ares

Desde este pequeño peñón, para algunos una simple roca, se tiene una de las mejores vistas de la inmensa ciudad de Atenas. Las colinas de Licabetos, Filopappos o Ardeto, las cada vez más escasas zonas verdes de la ciudad, el lejano Pireo...
Desde aquí nos podemos hacer una idea de la enormidad de la ciudad que crece por los cuatro puntos cardinales, pero también es una buena manera de orientarnos para nuestra visita, localizando Plaka, el estadio olímpico, las plazas Sintagma y Omonia, el templo de Zeus o el antiguo ágora.
Se creía que en ese lugar había sido juzgado y ajusticiado el dios Ares, por la intervención de Halhirrotios, hijo de Poseidón, porque se creía había violado a la hija de Ares, y que había sido condenado a pasar sus días en dicha colina. También, la leyenda decía que en el lugar había sido juzgado Orestes, por el asesinato de su madre Clitemnestra.

El mirador más hermoso que hay es lo que nuestros ojos pueden abarcar y observar.

Pero hay otro mirador desde el cual nuestros ojos se pueden deleitar e incluso sanar (por las bellas vistas de las que serán testigos). Se trata de la Colina de Ares o Roca del Areópago, en Atenas.

Es un conjunto de rocas elevadas desde las cuales podemos ver una panorámica de toda Atenas, sus más preciadas joyas y unas puestas de sol de ensueño. De las más bonitas que yo he visto es el atardecer sobre la Acrópolis (os lo muestro en las fotos de este rincón).

Un buen ejemplo de lo que podemos divisar es:

Toda el Ágora antigua. Se ve perfectamente el Hefestion, el museo del Ágora y una panóramica global de la misma.

Llegar a la ciudad de Atenas, implicó cruzar el Atlántico y posteriormente parte del mar Mediterráneo para finalmente llegar a conocer un lugar que siempre despertó mi fascinación y que en definitiva influyó en la decisión de seguir la arquitectura como carrera: La Acrópolis de Atenas.
Descubrirla mas allá de las imágenes en libros y revistas significó contemplar la belleza de sus ornamentos, la armonía de las formas, la monumetalidad de sus edificios y la nobleza de los materiales empleados en su ejecución. Una experiencia única que te hace participe de la historia milenaria que la sostiene

Este lugar no es de difícil acceso y da una vista muy buena tanto de la ciudad, como del Hefestion, Stoa de atalos y de la acrópolis, específicamente de la entrada y de Atenea Nike.