Roberto Gonzalez
Bueno no, buenísimo
Después de la visita al templo de la isla de Palau Serangan, nuestro estómago reclamaba urgentemente alimento sólido, así que donde mismo teníamos aparcado el coche, bajo un árbol, vimos como preparaban las cáscaras de coco para usarlas como combustible, algo habitual en las zonas rurales de la isla. Nos dimos la vuelta, y vimos una serie de chiringuitos, unos 10, que nos llamaban para ofrecernos lo que era el plato único de la zona, pescado. Como en un bazar, fuimos pasando por delante de cada uno de ellos y viendo la calidad de los pescados ofrecidos hasta finalmente decidirnos por uno que parecía tener el más fresco y brillante de todos.
Así que pasamos bajo los chamizos, no sin antes ver como encendían el fuego de cocos y colocaban el pescado que habíamos elegido en las brasas.
Nos sentamos en una mesas bajas, en el suelo de cañas y empezamos el proceso de rehidratarnos con Bintang, mientras asumíamos la espera. Una foto del momento es mi foto de perfil.
En breve, un delicioso arroz con una salsa picante ( por supuesto) aumentó nuestro apetito y fue seguido de una ligera ensalada acompañada de cacahuetes.
En poco tiempo estaba en la mesa el mejor pescado asado que he comido en mi vida. Tierno, sabroso, con un delicado perfume a mar y coco...Insuperable.
Disfrutamos de la comida, de la bebida y de la compañía, no solo nuestra, sino de las simpáticas propietarias del local, alegres de que al menos cuatro viajeros hubieran elegido su restaurante para aliviar su hambre, y de que encima estuvieran disfrutando de su comida.
Si digo el importe de la comida, creo que no sería creíble....pero lo voy a decir: al cambio unos 20€ las cuatro personas, incluyendo, claro está, una considerable cantidad de botellas grandes de Bintang, frías y sabrosas. ¡La comida perfecta!
Nos sentamos en una mesas bajas, en el suelo de cañas y empezamos el proceso de rehidratarnos con Bintang, mientras asumíamos la espera. Una foto del momento es mi foto de perfil.
En breve, un delicioso arroz con una salsa picante ( por supuesto) aumentó nuestro apetito y fue seguido de una ligera ensalada acompañada de cacahuetes.
En poco tiempo estaba en la mesa el mejor pescado asado que he comido en mi vida. Tierno, sabroso, con un delicado perfume a mar y coco...Insuperable.
Disfrutamos de la comida, de la bebida y de la compañía, no solo nuestra, sino de las simpáticas propietarias del local, alegres de que al menos cuatro viajeros hubieran elegido su restaurante para aliviar su hambre, y de que encima estuvieran disfrutando de su comida.
Si digo el importe de la comida, creo que no sería creíble....pero lo voy a decir: al cambio unos 20€ las cuatro personas, incluyendo, claro está, una considerable cantidad de botellas grandes de Bintang, frías y sabrosas. ¡La comida perfecta!
Leer más
+6