Paz, tranquilidad y como en casa
Realmente fue un acierto pasar aquellas dos semanas de vacaciones en las casitas de madera de El Xalet de Prades. Aparte de que estábamos super cómodos, como si estuviéramos en casa, los alrededores eran geniales para desconectar de la ciudad y descansar, que es a lo que nos dedicamos.
Por las tardes, con un té de frutas, me encantaba sentarme en el porche de la casa a leer hasta que se hacía oscuro. Se estaba de maravilla. Y justo cuando llegaba el crepúsculo aparecían los pequeños murciélagos, que me tenían encandilada.
Las instalaciones son muy correctas. Nosotros teníamos dos plantas, en la baja comedor, cocina y sala (la sala muy pequeña, pero suficiente). En la superior, un baño y dos habitaciones muy cómodas. La verdad es que dormí como un lirón todas las noches.