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Cuesta de Miranda

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5 opiniones sobre Cuesta de Miranda

Un sendero de montaña lleno de vértigo y de magia

La Cuesta de Miranda es otra de esas pequeñas maravillas naturales que se encuentran dispersas en Argentina. Es el recorrido espectacular de un camino de cornisa, en paralelo a la Precordillera. Pero dejó en mis retinas el recuerdo de un paisaje incomparable que se fue sucediendo a medida que el auto avanzaba y desafiaba las curvas que el terreno nos proponía.

La Cuesta de Miranda se encuentra entre las localidades de Nonogasta, Villa Unión y Chilecito. Forma parte del corredor de la mítica Ruta 40, en efecto, la más extensa de mi país, la que recorre algunos de los lugares más pintorescos.


El camino es fascinante. Hay que atreverse a hacerlo, con tiempo suficiente y una buena dosis de prudencia. Pero vaya si vale la pena. La Cuesta de Miranda revela un panorama de la naturaleza que se adueña de una paleta y juega con colores maravillosos. Los que dominan son el ocre y el rojo. Es claro. Recuerdo que estoy a poca distancia del Cañón del Talampaya, en donde me enamoré del espectáculo de las enormes paredes rojizas.

Como una aventurera alenté a mis compañeros de viaje a hacer este recorrido. Agradezco mi pasión por la fotografía que me ayuda a describir cuando no me alcanzan las palabras. El trayecto me conmovió. Mientras ascendía, cada porción del paisaje se revelaba después de cada curva.

La Cuesta de Miranda es famosa por los accidentes caprichosos de la tierra y sus colores.
Me sorprendí con el corte de las sierras que deja al descubierto las estratificaciones rojizas tan características, las mismas que había visto en el Talampaya.
La tierra parece árida, sin embargo, descubría a los costados del camino el algarrobo omnipresente y los cactus. Éstos adoptan formas antojadizas, como si fueran personajes antiguos que custodiaran la naturaleza de la visita de estos rosarinos advenedizos. Un pastor cruzó con sus cabras mansas, ignorándonos, hombre y animales, por completo.

Ni bien encontramos lugar para estacionar el auto, bajamos a explorar el sendero. Descendimos hasta llegar a una parte de valle atravesado por un brazo del arroyo Miranda, custodiado por la vegetación estéril, por los cardones solitarios y rocas. El paisaje es de una gran belleza. Nos sentimos dueños de lo que abarcaba nuestra mirada.

Era menester seguir con cuidado el trayecto por el camino que, a esa altura, ya se había vuelto de ripio. La sucesión de subidas y bajadas por desfiladeros y quebradas merecía la mayor de nuestras atenciones. La ruta de la Cuesta de Miranda cambiaba constantemente y no es apta para quienes sufran de vértigo.

La observación de las colinas y los cerros nos proponía un desafío a la imaginación. Según la hora del día, hay quienes adivinan formas allá donde termina la quebrada color arcilla. El camino escarpado conduce hacia un murallón donde es posible atreverse a detener el auto y tomar unas preciosas fotografías panorámicas.

El punto más elevado de la cuesta está ubicado a 2.020 metros sobre el nivel del mar, y se lo conoce como Bordo Atravesado. En ese lugar es imprescindible detenerse en el mirador para abarcar el paisaje hacia los cuatro puntos. Divisé a lo lejos el Parque Nacional del Cañón del Talampaya, como así también todo el terreno escarpado que habíamos dejado atrás. En momentos como éste, nos sentimos dueños del mundo.

Cuando nos acercábamos a Chilecito fue que el cerro Famatina se presentó y acaparó toda nuestra atención. El paisaje de sus nieves eternas era hipnótico. El sol que nos había acompañado durante el camino se ocultó, tal vez intimidado por la presencia. Las nubes se confundían con la nieve allá en lo alto. Aquélla era una postal increíble.

Un buen almuerzo nos esperaba en Chilecito. Fue la oportunidad de descansar, recuperar fuerzas después de la aventura, e ir acumulando los mejores recuerdos de otra de las maravillas de Argentina.
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UN ENCUENTRO DEL HOMBRE CON LA CREACION

Cuando parece que ya conoces tantas experiencias - aquí se logra hallar una línea muy delgada entre la inmensidad y la corteza terrestre.
Apacible, inmensa y si lograramos mirar como en un sueño por momentos parece que podría haber dinosaurios o vida precámbrica en el lugar.
ABSOLUTA Y DEFINITIVAMENTE "RECOMENDABLE"

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Información Cuesta de Miranda