Una de las islas que visitamos en el...
Una de las islas que visitamos en el crucero por el caribe de Pullmantur fue Curaçao. Dado que el puerto donde atracaba nuestro barco se encontraba junto a la capital (Willemstad), decidimos no contratar ninguna excursión organizada e ir por nuestra cuenta a ver los atractivos de la isla. En todas partes ponían este acuario como visita obligada, así que no podíamos perdérnoslo!
Tomamos un taxi en la parada que había en la calle principal, frente al Fuerte Amsterdam. Allí mismo también había varios vehículos y agentes turísticos que estaban a la caza del turista ofreciendo excursiones guiadas al acuario y a las cuevas de Hato. Los taxis eran semi-furgonetas con capacidad para 8-10 personas; en principio íbamos sólo nosotros (2 personas), y el taxista nos dijo que nos cobraba 12 USD por llevarnos al acuario y recogernos de nuevo dos horas más tarde (lo que me pareció bastante caro). Nuestra sorpresa fue que unas calles más allá, una familia paró el taxi, querían ir a una playa, y como pillaba de camino al acuario, se subieron y entonces el taxista nos rebajó el precio a 10USD.
La entrada al acuario costaba 16USD por persona, lo cual me pareció también muy caro, teniendo en cuenta lo que veríamos en el interior. Por cierto, que admiten pagos con tarjeta, pero euros no.
Lo primero que hay al entrar es un enorme restaurante-cafetería en un espacio semi abierto, pues tenía techo pero no paredes, donde vendían bebidas, bocatas y platos combinados.
Junto a ella había un espacio tipo zoo, con flamencos y un pequeño estanque con 5 cm de agua, donde se veían estrellas de mar. A cada hora había unos animadores que daban de comer a los pelícanos, con la colaboración de los turistas, especialmente los niños, que podían entrar al recinto, e incluso coger y tocar las estrellas de mar. Otra de las peceras es llamada del tacto, porque se permite tocar estrellas y erizos de mar.
Alrededor de este zoo, estaban las 46 peceras, pobladas con distintas especies de peces, crustáceos, algas y arrecifes de coral típicas del Caribe. La estrella del acuario es un inmenso pez de 7 años de edad que mide 2,5m y pesa 300 kg, llamado "Herbie", que es feo a conciencia. Al lado también había un estanque con tiburones, todos apiñados en un recinto que casi no tenía agua (lo justito para cubrirlos, quedándoles fuera la aleta), por lo que no podían nadar ni moverse; una pena que los tengan en esas condiciones. Fuera de este recinto cubierto había un estanque más grande (abierto al mar) con focas y leones marinos, y otro con delfines y tortugas gigantes. Hay shows en determinados horarios. Me llamó la atención especialmente el tema de la seguridad: Este gran recinto de tiburones y snorkel no tenía ningún tipo de separación o barandilla, por lo que no me parecería nada extraño que cualquier visitante acabara devorado por los tiburones si da un paso en falso (cuidado si váis con niños!!).
Si solamente vas a visitar el acuario, eso es todo lo que tienes para ver, lo que me parece escasísimo y con instalaciones bastante cutres; y carísimo para lo que es. En media hora estás más que aburrido de estar allí, porque hay cuatro cositas y bastante mal expuestas.
Otro tema es que vayas a hacer actividades, como baño con delfines o snorkel (precio aparte pero se contrataban allí mismo, en un edificio que tenían para oficinas e investigación marina). También realizan cursos de adiestramiento de delfines.
Junto al acuario hay un impresionante resort formado por 60 villas en una isla privada: The Royal Sea Aquarium Resort.


