Victoria García González
El camino también es el destino
Hablar de Perú es hablar de Machu Pichu. El tren desde Cuzco tarda 3 horas en llegar a Aguas Calientes, circulando paralelo al río sagrado Urubamba, entre selva de montaña. Después un autobús ascenderá en zig-zag durante unos 20 minutos antes de llegar.
Hay tres categorías de tren de las cuales, la Hiram Bingham es carísima. La categoría mediana, cómoda y más económica ofrece también té de coca durante el trayecto, muy aconsejable para combatir el mal de altura y el frío. En ningún caso se aconseja un paquete turístico: además de ser más caro no suelen pernoctar en el pueblo, cuyo nombre no es casual, ya que tiene aguas termales.
Lo ideal es llegar por la mañana y buscar alojamiento en alguna de las muchas casas que se ofrecen con desayuno incluido, dar una vuelta al pueblo y después comer en alguna casa de comida cuyo menú del día siempre incluye el famoso "pisco sour": cóctel de licor de pisco y lima o limón que es patrimonio cultural del país. Una siesta no está de más si se pretende ver amanecer al día siguiente en Machu Pichu. Y por la tarde hay que disfrutar en las piletas de piedra al aire libre, de "las aguas calientes" rodeados de impresionantes montañas y vegetación.
Tanto la ida como la vuelta en tren, ofrece una vista privilegiada de la ciudad de Cuzco. Y el camino, a veces lo amenizan con un personaje caracterizado con máscara de punto blanca, bigote y cruz en la frente, que simboliza al conquistador español.....
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