Lonifasiko
Donde el río Saja abraza al Mar Cantábric
El río Saja-Besaya desemboca en Suances, donde se unen al Mar Cantábrico las kilómetros arriba saltarinas aguas de este río tan...naturalmente cántabro. Convertido en sus últimos kilómetros en ría, la desembocadura del río Saja-Besaya está en el lateral este de la famosa Playa de la Concha.
En su último tramo, la ría discurre junto al abrigado y pequeño Puerto de Suances, y tras pasar por delante de la playa fluvial de La Ribera, desemboca un centenar de metros más adelantes entre dos espigones de hormigón que delimitan convenientemente el curso final de la ría.
Estos espigones, especialmente el situado en el extremo de la playa anteriormente mencionada, constituyen un magnífico sitio para caminar lentamente sobre ellos y acompañar los últimos metros fluviales de la ría, hasta encontrar el punto en el que el agua dulce y el agua salada se funden en un único elemento líquido.
Significar que esta zona es un espectáculo en días de fuerte oleaje, ya que la Playa de la Concha es bastante abierta y las olas vienen muy enteras, fuertes, en forma de ondas largas; parte de la ola va hasta la playa y pega en los espigones, pero hay un parte importante de la ola, que tras romper, sube ría arriba, y os aseguro que mucho más de lo que uno puede imaginar. Al principio avanzan rápido ya que todavía tienen fuerza y la resistencia de la ría es escasa en este último tramo; sin embargo, poco a poco, las olas van perdiendo carácter y se van desvaneciendo entre las aguas de la ría, una tras otra, en ese punto en el que uno ya no sabe diferenciar el agua salada del agua dulce, al menos no con la vista. Hay olas que llegan prácticamente hasta la zona de bancos de arena de la ría, un poco antes de la Playa de la Ribera, para que os hagáis una idea de los metros que recorren ría arriba, casi alrededor de un par de centenares de metros.
Resumiendo, un rincón especial en el que el Saja-Besaya entrega sus reposadas aguas a las siempre fieras aguas del Mar Cantábrico, un sitio que merece la pena visitar con fuerte oleaje (puede ser peligroso caminar por el espigón, con cuidado, a veces lo suelen cerrar), para ver el ascenso de las olas ría arriba, todo un espectáculo. Para completar el plan, nada mejor que ir a disfrutar de la gastronomía cántabra al Restaurante La Dársena del Pescador, a la par de la desembocadura, frente a la Playa de la Ribera, una maravilla de sitio que hará las delicias de más de un@.
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