Diamond beach

Después de varios días recorriendo la isla y ver todo tipo de paisajes espectaculares, Diamond Beach fue una grata sorpresa cuando creía que ya nada me podría impactar tanto.

Se nota muchísimo que la parte sur del país es lo más recorrido por los viajeros, tienes que buscar el momento para hacer la foto sin que aparezca nadie en ella (algo que en la parte norte no te cuesta en absoluto). Aquí los fotógrafos más profesionales estaban en su salsa, haciendo experimentos para llevarse la mejor instantánea.

No llegamos para ver el atardecer, así que estuvimos ahí para ver el amanecer, la luz era cada vez más bonita, reflejando el sol en el mar y el hielo y haciendo contraste con la arena negra.

Es un espectáculo ver cómo van a parar los fragmentos de hielo de Jökulsálón al mar y cómo las olas los mueven, chocan con ellos. El nombre de la playa tiene todo el sentido porque realmente la arena parece que está cubierta de pequeños diamantes.
Otra de las cosas que me sorprendió fue la cantidad de artistas que estaban allí haciendo fotos a modelos, bailando no me extraña porque es un sitio increíble, pero me pareció muy curioso.

Un sitio especialmente cautivador. La Diamond Beach es uno de esos lugares imprescindibles en Islandia seas o no forógrafo. Una playa de arena negra inundada de trozos de iceberg provinientes del mayor glaciar de Islandia. Estos pequeños y gigantes trozos de hielo se van meciendo y chocando gracias al vaivén de las olas del mar y crean una estampa impresionante en la que ver atardeceres y amaneceres.