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Todo el mundo lo conoce como el Flatiron, o "la plancha", incluso. Pero en realidad se llama edificio Fuller, que es el nombre del inversor que puso la totalidad del dinero para poder levantarlo.
Poca gente sabe también, que éste no fue el primer rascacielos de la ciudad de Nueva York, ya que el Park Row ostenta ese título desde 1897. Lo que si es cierto es que con sus formas imposibles, estilizadas y clásicas, como una reinterpretación del Renacimiento italiano, el Flatiron, de "sólo" 87 metros de altura abrió la veda en 1902 para la construcción de la Nueva Babel en la que se convertiría la isla de Manhattan.