El Atazar

Uno de los más bellos pueblos de la Comunidad de Madrid es El Atazar. Situado en un entorno inigualable a escasos kilómetros del embalse de igual nombre, ofrece al visitante un paisaje inigualable.

Lo peor que tiene es no posee medio de locomoción publico que no sea desde Torrelaguna, si se quiere visitar se necesita vehículo propio.

Hasta la fecha entre los pueblos que he visitado dentro de la Comunidad de Madrid, es el único que rinde un homenaja a las antiguas tradiciones de las labores del campo como la TRILLA.

Ideal para pasar unos cuantos días de relax.

El Atazar es un pueblo situado en el borde Noreste de la Comunidad de Madrid. Las vistas del pueblo son lo más llamativo debido a que está situado a unos 1.389 metros. El río Lozoya, embalsado por la Presa de El Atazar, sirve de límite natural con el término municipal de Patones. El pueblo es super pequeño, las casas son todas de tipo rural, algunas de ellas muy buen restauradas, por cierto. En invierno nieve y en verano temperaturas super agradables. En terminos gastronómicos no se que decir, no se siquiera si hay algún restaurante. Se que desde el pueblo parten algunas rutas muy interesantes

Impresionante las vistas. parajes naturales dignos de ver. De los pueblos mas bonitos del norte de Madrid, muy cerca de pueblos tan emblemáticos como patones de arriba. Infinidad de sitios para poder comer de maravilla

Un pueblo ideal para desconectar de la ciudad, bonito paisaje e ideal para los niños, ya que tiene parques, gimnasios al aire libre, biblioteca y cancha.de.fútbol y baloncesto.

No se puede circular en coche por el pueblo, pero cuando llegas en coche por la carretera y cartel es legible ya solo tienes opción de dar marcha atrás, con una curva sin visibilidad próxima. Tienes que decidir si valoras más tu integridad física o entras en el pueblo a dar la vuelta de forma segura. Si eliges la segunda te llevas una multa de 200€ de regalo.
Sinvergüenzas, que les cunda su pueblo, yo no vuelvo.

Esta chulísimo. Lo pasamos muy bien con la familia y uno mas, mi Daniel. Comimos en el berrueco, y luego dimos una vuelta por los alrededores. Un día para desconectar y tomar aire fresco, que nunca viene mal.