Cerveza artesana bajo la luna llena (o el sol abrasador)
Cuando el sol luce en Madrid, o la noche es veraniega, deliciosa y no corre el aire, beber fuera, en alguna de las mesas que se extienden a lo largo de la calle o plazas, es parecido a sentir el cielo en la Tierra. Y El Pedal, al final de la animada Argumosa en el barrio de Lavapiés, tiene la mejor terraza de todos los bares de cerveza artesanal de la ciudad. Si logras hacerte con un sitio (se llena), disfrutarás de su cerveza negra bajo un manto de acacias japonesas mientras la fuente de la rotonda resuena al lado.
¿Y si el tiempo no acompaña, o estamos en mitad del invierno (como la última vez que fui)? No te preocupes. El interior es igual de divertido. En armonía con los alrededores del barrio, El Pedal, por dentro, tiene ese aire áspero y bohemio: muebles y estanterías están hechos a base de palés reciclados y bobinas de tamaño industrial, y la pared del fondo está cubierta con un mural pintado a mano con motivos que tienen que ver con las bicicletas y, por supuesto, la cerveza. Ese rollo lo-fi da una bienvenida diferente a otros bares de cerveza artesanal de Madrid, que se acercan últimamente a un ambiente más pulido, más moderno.
El personal conoce su materia prima, sirve siempre las cervezas en el vaso correspondiente y aconseja constantemente: la primera vez que fui y pedí la carta, el camarero respondió que él era la carta y me hizo una excelente recomendación. De forma periódica se organizan catas, pero Javi espera empezar a ofrecerlas dos veces al mes de forma regular (consulta su página de Facebook para más información). Más recientemente, organizaron una cata de cervezas artesanas americanas que incluyó sushi y aperitivos, así como una charla de Javi sobre las raíces de la producción artesanal de cerveza americana.
En cuanto a la comida, hay una selección de sándwiches italianos, con combinaciones como salmón, rúcula y queso brie o champiñones, nueces y mozzarella.
Y como sucede con tantos apasionados propietarios de negocios de la cerveza artesana, charlar con Javi es una experiencia agradable y edificante. Cuando le conocí, hizo que me picara el gusanillo por la historia con un curioso dato sobre cerveza. A principios de los años 30 había unas 250 cervecerías en España. Pero llegaron Franco, la guerra y la dictadura, y cuando el país resurgió como democracia en el 75, esas 250 fábricas se habían reducido a 40 o 50. ¿Qué había pasado? Franco creó monopolios, concentrando la producción de cerveza en unas pocas, ricas y no demasiado arriesgadas, manos. La calidad de la cerveza española disminuyó significablemente. Hoy, con más de 70 fábricas, el país emprende lentamente su camino de vuelta. Aquí me di cuenta de que, incluso cuando se trata de cerveza, el dañino legado de Franco es largo y profundo.
Hablando de El Caudillo: el Guernica de Picasso, un homenaje al bombardeo fascista de este pueblo vasco, está a la vuelta de la esquina, en el Museo de Arte Reina Sofía. Así que si varias botellas de cerveza despiertan tu interés por el arte moderno, simplemente acércate a verlo.
Ah, por cierto. El nombre de El Pedal viene a cuento del gusto de Javi por el ciclismo… y de las posibles consecuencias de la cerveza. Has sido advertido.
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