La Nave del Sol
Pasear por la zona de Reikiavik que mira directamente al Atlántico Norte, por el paseo que llaman Saebraut y no acercarse a admirar la elegancia y originalidad de la escultura Sun Voyager, sería un auténtico pecado. La capital de Islandia está llena de estatuas fascinantes y monumentos abstractos que nos hablan de las inquietudes artísticas de los descendientes de los vikingos que poblaron la llamada " Bahía humeante".
De entre todas destaca esta escultura "viva" de Árnason cuya forma de esqueleto de barco, atrae como un imán a propios y extraños, cautivándolos y haciendo que reflexionen y recuerden que los descendientes de aquellos fueron unos aventureros sin parangón en la historia de la Humanidad.
El frío acero del que está construido parece fundirse ante nuestro ojos como la exquisita mantequilla islandesa y se nos antoja moldeable y cercano. El escenario frente al que se levanta, junto al mar y las montañas nevadas que le sirven como telón de fondo, hacen que no deseemos seguir adelante, sino embarcarnos con aquellos aventureros que confiaron en que había algo más después del horizonte.
Y quizá eso es lo que quiso mostrar su autor; más que un barco vikingo, la escultura simboliza la luz y la esperanza, un viaje hacia el sol, hacia la eternidad....