Enna

Enna es otra ciudad del interior siciliano que enamora. La legendaria villa, que en sus orígenes fue un concurrido centro de devoción de Deméter, está ubicada sobre un alto monte en el centro de Sicilia. Desde tiempos inmemoriales, Enna ha sido una ciudad dedicada al comercio de trigo y algodón que se cultiva en sus tierras.
Enna está dividida en dos zonas: Su parte moderna (sin ningún encanto) y su casco antiguo, ubicado en la cima del monte. Presidida por el Castello di Lombardia, la ciudad vieja, con bellos ‘palazzi’ e iglesias, guarda restos del Templo de Deméter y un interesante museo arqueológico.

Para mí, esta pequeña ciudad situada en lo alto de una montaña del ombligo de Sicilia, supuso un punto de inflexión en varios aspectos de mi vida. Pasé 82 días allí gracias a una beca Erasmus que me daba la oportunidad de realizar las prácticas de mis estudios de Técnico en Imagen en alguna ciudad europea.
Yo no elegí Enna, ella me eligió a mí. Fue el único destino que quiso acogernos a mí y una compañera como estudiantes de intercambio y la experiencia realmente mereció la pena, y mucho.
Se trata de una ciudad rodeada de naturaleza, de color verde intenso, de animales pastando, de flores, rocas y unas nubes esponjosas que jamás he vuelto a ver en otro lugar, de niebla espesa, de viento húmedo... Una ciudad antigua, con callejones estrechos y suelo de adoquines. Un lugar que destaca por la cercanía y hospitalidad de su gente, algo que pude sentir en mi piel desde el primer al último día.

Enna es una ciudad situada en el centro de la isla de Sicilia que posee una gran importancia histórica y una belleza impresionante. También es conocida como "belvedere" por las increíbles vistas que se tienen desde cualquier punto de la ciudad o el "ombligo", porque está situada en el centro de esta isla italiana.
Cuando vas llegando a Enna por la carretera te quedas maravillado con la estampa ya que se trata de una preciosa ciudad situada en la cumbre de un gran cerro y rodeada por precipicios. Esta situación la convirtió en un punto estratégico en las guerras ya que era complicado entrar en ella y por el contrario es muy sencillo defender la zona desde esta situación. Este hecho hizo que la ciudad poseyera una fortaleza que todavía se mantiene en pie y que es maravillosa, el castillo de Lombardía.

Toda la belleza de la vida sencilla, la hospitalidad y las vistas desde lo alto.

Una catedral espléndida e inesperada. A dos horas en auto de cualquier punto de la isla, ideal como base para recorrer.