Peregrinación a Santiago en el siglo XVI
Una de las sorpresas más agradable que pude encontrar y tan solo a varios minutos de paseo de donde me encontraba alojado.
Lo primero que llama la atención es su aspecto cuadrado y reducidas dimensiones, lo que no es tampoco algo muy raro en construcciones religiosas medievales de carácter rural. Entrada con arco de medio punto rematado que parece provenir de origen (único acceso a la ermita). Con un campanario muy simple de activación manual en lo que es la fachada frontal y principal.
Interior muy simple pero que solo pudimos apreciar por un resquicio de la puerta de entrada. Interior y exterior muy renovados debido a que está ermita estaba en muy mal estado, casi en ruinas a finales del siglo XVI hasta que en 1887 un sacerdote local hace la reforma y salva este edificio que hoy podemos apreciar.