Escondidas y perseguidas
En la época de la colonia se fundó para salvaguardar el honor de las viudas españolas; posteriormente se volvió un lugar de recogimiento para mujeres perdidas, doncellas y viudas pobres. A finales del siglo XVII se convirtió en el Convento de Santa Mónica dirigido por Agustinas Recoletas. En el S. XIX el gobierno expropió los bienes de la Iglesia y se prohibieron los conventos, sin embargo éste siguió de forma clandestina tras la fachada de una vivienda. Las monjas tenían contacto con el mundo exterior a través de los inquilinos de esta casa. El jefe de la policía, estaba tras de ellas, al entrar a la casa referida de manera fortuita tocó una campana, que era la clave para que las monjas abrieran una puertecita secreta y fue así como las descubrió.