Alberto Sifuentes Giraldo
Me faltaban palabras
Después de ver el ciclo que pintó Murillo para el Convento de los Capuchinos de Sevilla, me faltan palabras para poder expresar lo poderosas y sublimes que son las imágenes que salieron del pincel de este grande del arte universal. Sean sus preciosas Inmaculadas, sus piadosísimos santos o la gente pobre común que retrataba dentro de sus escenas sagradas, vaya capacidad de conmover y de acercar lo divino a un plano tan humano que casi se puede tocar y, sobre todo, qué maestría para convertir una mancha, un punto, un golpe de pincel en un detalle realista perfecto.
![](https://images.mnstatic.com/16/5c/165cae1a5c92fe5a60227c553c0ee1af.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)
![](https://images.mnstatic.com/bb/6f/bb6ff49eb64081a90be8b7570ff8eb3a.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)
![](https://images.mnstatic.com/dc/45/dc453feb458359a7a7bc7e41cbcf8b83.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)