Dónde vamos Eva
Naturaleza en estado puro
Llegar a Eyne es como volver al pasado. Sorprende encontrar en Francia un pueblo o aldea como Eyne. Tiene un cierto toque hipy, casi romántico diría, de la vida de antes, sin prisas, sin coches, sin bares, sin masificaciones turísticas...
Eyne es una de las poblaciones mejor conservadas del valle de la Cerdaña, sin tiendas, sin bares, toda una exaltación a la naturaleza ya que se encuentra en pleno corazón del parque natural de la Réserve NAturelle d'Eyne.
La localidad se hizo famosa por su flora, ya que aquí convergen los climas atlántico y mediterráneo lo que hace que Eyne y sus alrededores sea un lugar único, de abundante y riquísima flora.
Si lo que deseas es desconectar, perderte, un toque de misticismo, encontrar la paz interior, si buscas unas vacaciones relajadas, el contacto directo con la naturaleza y las tradiciones más ancestrales, Eyne te dará todo ello.
Me ha encantado pasear por sus escasas pero empinadas callejuelas, pararme a contemplar el espléndido paisaje, reconocer olores que me han trasportado a mi infancia cuando veraneaba en el "pueblo". El olor a hierba, a vacas, a montaña, en definitiva, el olor al aire libre.
Eyne y su parque tienen fama por sus rutas de senderismo, por las pistas de esquí cercanas, por sus paseos arqueológicos, en la oficina de turismo de Eyne-Station os pondrán al día de todo lo relacionado con la zona y su oferta de actividades al aire libre.
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