Roberto Gonzalez
Pequeño Gran Centinela
Habíamos ido al Morro con la idea de ver la fortaleza, ni siquiera esperábamos ver todo el parque que lo rodea, cuidado y rodeado de puestecitos muy bien preparados y presentados. Pero ocurrió que al llegar allí uno de los guardas se convirtió en inesperado guía de la zona, y tras unas palabras con el guarda del faro, pudimos acceder a la torre.
Confieso que me puse muy nervioso, ya que era la primera vez que visitaba un faro por dentro, y siempre me han encantado.
La conservación de la estructura es excelente, muy limpio, pintado hasta el mínimo detalle, con fotos de su construcción y su historia, con una rosa de los vientos en el suelo que no deja de llamar la atención.
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