Una explosión de luz, música y color
Los orígenes de la Feria de abril de Sevilla se remontan a mediados del siglo XIX, inicialmente como una feria de ganado. Poco a poco este carácter se fue perdiendo, convirtiéndose en una fiesta y en una explosión de luz y color.
Durante una semana la ciudad efímera de la feria reúne miles y miles de personas y como toda ciudad tiene una puerta de entrada, “la portada”, que se ilumina por la noche y es una representación artística de algunos monumentos de la ciudad.
Los edificios de la feria son las casetas, cubiertas con lonas de rayas de colores, donde se reúnen los sevillanos a comer, beber y bailar.