¿Dónde querés ir?
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-ar-3.12.76.129-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17428801412372025-03-25 06:03:22suggestions-hotels"}
Entrar
Mi perfil
Editar mi perfil
Cerrar sesión
Añadir experiencia
Publicar

Festival Airwaves

{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-ar-3.12.76.129-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17428801412372025-03-25 06:03:22suggestions-hotels"}
+30
Reikiavik Dirección

1 opinión sobre Festival Airwaves

A finales de cada mes de octubre,...

A finales de cada mes de octubre, coincidiendo con el retorno de las auroras boreales, se celebra el Airwaves Festival de Reikiavik. Una vez instalados en la mágica capital, no tardamos en llegar desde el hotel al céntrico Hresso, un animado y acogedor café en una de las principales calles de la ciudad, donde se recogen las pulseritas que te darán acceso a los garitos donde se desarrolla el festival Airwaves. Igualmente aquí se puede conseguir el resto de la información necesaria: Los programas, el plano de la ciudad con la situación de los espacios, maquetas de los nuevos discos, camisetas, etc. Pero sobre todo, apetece tomar allí un aromático cafetón caliente, que te ponen en un gran termo para que tú mismo te lo vayas sirviendo a tu ritmo. Eso sí, rodeado de buena música, ambiente joven, norteño, cosmopolita, moderno y alternativo. Desde luego gente atractiva y divertida por todas partes, sin duda.


El ambiente del festival resuena aquí y allá. En unas horas se hará la noche y en los conciertos del Airwaves nos iremos encontrando a esa mezcla de visitantes venidos de todas partes: Islandeses, noruegos, suecos, finlandeses, franceses, ingleses, etc, e incluso norteamericanos y canadienses. Uno tiene la sensación de ser el único representante español dentro de toda esa mezcla de nacionalidades, lo cual es de agradecer en determinadas ocasiones. Desde la tarde, por todo el centro de la ciudad hay decenas de sitios que incluyen música en directo adicional a la programación oficial. Al llegar la noche, la tranquila ciudad bulle en fiesta, diversión, alegría y buena música. Las últimas tendencias musicales tienen cabida en el más acogedor festival que puedas imaginar. Es emocionante de verdad estar allí para vivirlo.

Comienza el festival con un fiestón de bienvenida en uno de los museos de la ciudad. Para tan divertida ocasión, el museo ha sido convertido y ambientado como un auténtico aeropuerto. En la entrada las nebulosas, el ruido atronador de los reactores de los aviones y un simpático personal de pista haciendo aspavientosas señales que indican por donde entrar al evento. Las salas del museo han sido convertidas para la ocasión en una verdadera terminal de vuelo, hasta con el arco de seguridad, que aquí siempre pita, para que el ficticio personal, simpático y enrollado, te haga una divertida inspección antes de pasar a la fiesta. Asientos de avión para reposar, carritos con prensa gratuita, guapas azafatas por todas partes que sirven el habitual cátering en bandejas herméticas, y todas las bebidas servidas en botellitas miniatura como en los aviones. ¡Qué delicia de fiesta!: Barra libre y buena música hasta la hora de partir hacia los espacios donde está comenzando el festival: El Tunglid, el Organ, la acogedora y coqueta sala Idno, el gran patio cubierto del Museo de Arte de Reikiavik, etc…

Parece mentira la gran presencia islandesa en el festival: Un país tan pequeño genera una sorprendente variedad de grupos de calidad que producen tanta y tan buena música. La densa programación cuenta además con una elevada cantidad de jóvenes bandas. Todo está preparado para un público tan diverso, pero ante todo, con el común denominador de del gusto por la experimentación, lo nuevo y lo creativo. Toda la noche es una fiesta, un ir y venir de gentes que vamos de un lado para otro y que nos cruzamos por las calles para no perdernos ninguno de los conciertos que se hayan ido seleccionado de la programación; porque elegir, hay mucho donde elegir. La pulserita acreditativa te abre las puertas de todos los espacios y de todas las experiencias musicales: Desde los grupos más escandalosamente entregados, hasta la música más intimista, la electrónica, el folk-blues, el hip hop, el tropicalismo, post-rock y hasta el arte experimental. Eso sí, cada feliz subidón musical no dura más de cuarenta minutos, otros sólo veinte minutos; para esto los organizadores islandeses son muy cuidadosos, pues de otro modo no sería posible dar cabida al gran número de músicos y grupos participantes. Al tratarse de una pequeña ciudad y al darse un ambiente festivalero tan acogedor, es fácil toparse por la calle con las estrellas que has visto actuar, o encontrarlos en algún café charlando y conociendo a sus seguidores.

Es un placer pasear por la ciudad limpia, sin contaminación y sin apenas tráfico. Llama la atención el que Islandia, y en concreto su capital, goce de tan alto nivel de seguridad. Una de las más grandes salas de conciertos del festival Airwaves es el propio Museo de Arte te Reikiavik. Durante los conciertos las salas de exposición permanecen abiertas sin vigilancia, pero todos los asistentes respetan los espacios y las obras. El guardarropa es una estancia amplia donde cada uno cuelga su prenda de abrigo en una percha. El acceso es libre, no hay ninguna persona encargada de “vigilar”, pero allí nadie toca nada que no sea suyo. Hasta bolsos y mochilas se llegan a ver por allí, sin que se produzca el más mínimo incidente con la seguridad. Alucinante.

Ya altas horas de la madrugada, nos entra un poco de hambre, por lo que salimos a tomar una deliciosa pizza al más genuino estilo italiano, o vamos a un chiringuito de perritos calientes junto al puerto. Curioso chiringuito de calle, donde se pueden pagar los perritos calientes con Visa sin el menor inconveniente y donde hasta el propio Bill Clinton vino en cierta ocasión a tomarse uno, como puede verse en alguna de las fotos que decoran el pequeño espacio. Por cierto, en Islandia a penas es necesario cambiar moneda local, pues se puede pagar con tarjeta en todos los sitios, hasta en lugares como éste a la intemperie y con consumiciones de bajo importe. Solo conviene cambiar algunas coronas por si se quiere dejar alguna propina o para algún pequeño capricho. Los perritos y pizzas están deliciosos y a buen precio, y ni el viento helado del mar de Groenlandia, hace que la gente no acuda allí a reponer fuerzas en mitad de la animada noche. El lugar se convierte en sitio de reunión de amigos y, aunque nosotros vamos abrigados hasta las orejas, ¡algunos lugareños se presentan en manga corta o con una simple chaquetilla!. Ellos parecen no sentir ya el frío…

La sorpresa de la noche llega cuando, al movernos de un local a otro para asistir a ciertos conciertos, nos encontramos de frente con el “espectáculo de los espectáculos”: ¡¡¡una aurora boreal en plena ciudad!!!; esa serpenteante nebulosa de colores que se mueve armónica en la noche, que llena de magia y misterio el cielo del festival. Rápidamente se corre la voz y numerosos noctámbulos nos congregamos a orillas del lago Tjörn para disfrutar de tamaña maravilla. ¡Menudo regalo, menuda sorpresa! .

Aunque nos dan altas horas escuchando buena música en un ambiente estupendo, empezamos a pensar en la retirada, pues al día siguiente nos levantamos relativamente temprano para ir de excursión a alguno de los bellos parajes naturales que rodean la ciudad y que se encuentran a una distancia prudencial como para ir a verlos en el día.

El momento cumbre del festival se produce el sábado por la noche cuando se organiza una fiesta en el balneario geotermal Blue Lagoon. Llegas, te pones en bañador y sin el mayor problema te sumerges en las azules, cálidas y humeantes aguas, flotando en un caliente y sulfuroso elemento azul de procedencia marina y cargado de minerales, sobre el fondo negro que ofrece la lava volcánica. Las lagunas están al exterior, la temperatura ambiente ronda los 0 grados, hay hasta nieve y esculturas de hielo alrededor. ¡Debe ser uno de los únicos lugares del mundo donde los salvavidas van con gruesas ropas de abrigo!. La fiesta ha comenzado con buena música; toda gente del festival, incluidos algunos músicos y cantantes, tomamos nuestras copas sumergidos en la deliciosa laguna, mientras escuchamos las últimas tendencias y vemos como el sol se oculta en ese frío pero a la vez cálido atardecer. Son esos momentos en los que uno se dice: “me quedaría aquí para toda la vida (al menos hasta que me echen)”. Después de una estupenda sesión de buena música, y renovados por las bondades que nos brinda esta tierra volcánica, salimos totalmente relajados, con la piel estupenda y con ganas de continuar nuestro periplo nocturno en el festival Airwaves de Reikiavik. Es también uno de esos momentos en los que interiormente te prometes: “el año que viene, si Dios quiere, volveré…”.

Es un momento ideal para ir a este festival: Recientemente se vino abajo la economía del país y, los hasta ahora elevados precios de Islandia, han bajado de manera espectacular. Con nuestro estimado euro, ahora se puede disfrutar mucho de la norteña isla. No te lo pienses mucho: Merece la pena de verdad.
Leer más
+31
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-ar-3.12.76.129-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17428801412372025-03-25 06:03:22suggestions-hotels"}
¿Conoces este lugar?
Ayuda a otros viajeros a descubrir con tu experiencia y tus fotos
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-ar-3.12.76.129-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17428801412372025-03-25 06:03:22suggestions-hotels"}

Información Festival Airwaves