Galway

Galway es en sí misma una atracción turística donde aún se puede saborear el regusto de la esencia irlandesa, aunque muchos se empeñen en tenerla en cuenta tan sólo como base para explorar sus alrededores, ya que se encuentra a poca distancia de otros imanes turísticos como la preciosa Connemara, los acantilados de Moher o las solitarias islas de Arán.

Pero Galway es más que eso.
Levantada en la desembocadura del río Corrib y dividida por él en dos partes, nos muestra en su orilla izquierda su centro histórico, mientras que la derecha guarda los edificios de la Universidad y el en su tiempo famoso barrio pesquero de Claddagh que a su vez toma el nombre del famoso anillo de compromiso ( que está por toda la ciudad y que se vende como churros) que representa dos manos que sujetan un corazón sobre el que hay una corona.

Es una ciudad conocida sobre todo por su oferta de ocio. Sus pubs y cafés son muy populares en esta zona de Irlanda. Los estudiantes representan una cuarta parte de la población y se conservan algunos restos de las murallas medievales entre las tiendas que venden jerséis de Aran, anillos artesanales y montones de libros.
Los puentes forman una rco sobre el río, repleto de salmones y n largo paseo lleva al barrio de Salthill, que situado en la bahía de galway, proporciona las famosas ostras de la región, que esto me sorprendio bastante, porque en un cartel en un par de cafés vi que ofrecíab el típico Irish Breakfast, pero no era el que yo me esperaba.

Si tenés la suerte de recorrer la bonita Irlanda, no podés dejar de visitar Galway. Se localiza en el oeste de la isla, a unas 2 horas y media de Dublín. La forma más cómoda es obviamente en coche, que podés alquilarlo en el mismo aeropuerto de Dublín. El precio es bastante económico, el único inconveniente es que tenés que ser todo una experta u experto en la conducción, ya que piden un mínimo de 26 años. Otra opción es ir en bus, pero claro hay que amoldarse a los horarios.
Galway es una ciudad con encanto y con una belleza propia. Sus calles están repletas de bares, tiendas y casas de unos colores bastante llamativos, creando un diseño muy bonito. Desde el primer momento que la pise, me cautivó. En uno de los paseos por sus calles, me topé con un bonito río (Corrib) que vale la pena disfrutar. Además hay una calle con puestos de artesanía y gastronomía, donde los quesos, aceites y las hadas son los principales productos estrella. Porque hay que resaltar el poderío de las hadas en la historia de Irlanda.