Un increible viaje no programado
Este viaje, para nada programado pues lo hicimos debido al entusiasmo de unos colegas docentes que tenían que ir a dictar un curso de Física en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue, era una oportunidad imperdible para poder hacer un circuito por los glaciares en Catamarán, único modo de conocer este enorme glaciar de 595 km2, por lo cual nos embarcamos en Puerto Bandera a las 8 de la mañana y la embarcación enfila con su proa al norte por el Canal de las Américas del Lago Argentino .
Durante su recorrido vemos algunos trozos de hielo flotando en el agua, como pequeños iceberg que nos indican la cercanía del glaciar. Si bien es cierto una barrera de témpanos impide acercarse lo suficiente a su pared principal, a medida que íbamos navegando por el Brazo Upsala, lo que se va viendo por el camino es tan impactante que deja tan helado como el frío que hacía estando fuera de la embarcación en movimiento, ya que detenido el Catamarán el abrigo podíamos dejarlo pues el sol calentaba muchísimo. En las paredes de piedra distinguimos cóndores que se veían enormes a pesar de la distancia y desprendimientos de témpanos, más pequeños o mayores mientras íbamos avanzando.