Nicolas
Perdida, salvaje, verde, acogedora, la Isla de Skye en Escocia, es todo a la vez.
Si a Portree y al norte de la isla no les falta encanto, la región de Cuillins, sus oscuras montañas que dominan la isla, no es la excepción.
A sus pies, la bahía de Glenbrittle ofrece una magnífica vista sobre el punto culminante de las Cuillins, el Sgurr Alasdair, al tiempo que permite sumergirse en el agua a 12 grados en plena canícula.
Verdadera tierra de nadie, podemos acceder a esta zona en coche por una pequeña carretera a donde los autobuses no llegan. Y si no tiene un coche, el pulgar será su mejor aliado. No se preocupe por la vuelta, la hierba verde tan británica frente
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