Marta Pilar
De sorpresa en sorpresa. Mostrar y contar sin aburrir!!!
Tal como les he venido narrando sobre mi paseo por Brujas, los días que estuve no hice más que caminar, fotografiar y andar por allí. En una de esas recorridas camino al Hotel Asiris me llamo la atención ver en la puerta de una casa, una jaula para pájaros llena de antiguos relojes y una gigantesca cafetera de blanca loza como si estuviese a punto de regar las macetas con florecillas de una jardinera. Al ingresar me recibió una señora muy mayor a la que le pregunte si podía hacerlo y respondió que sí, indicándome que podía recorrerlo.
Fue realmente sorprendente encontrar todo lo que había en el espacio que seguramente era el hall de la casa. Sillones de cuero, carteras diversas colgadas de los tiradores de una cómoda, máquinas de escribir, juguetes, pinturas, platos de bronce, baldes de aluminio, otros de cobre y más relojes como también un Grandfather. Vitrinas con diferentes piezas de porcelana o losa, una mesa ratona vestida con patchwork de colores claros, libros, canastos con plantas, ruecas de hilar, máquinas de coser, sillas y silloncitos de diferentes estilos. Cortinas, cortinados, encajes, almohadones, pantallas, lámparas de pie y más plantas. En otro de los ambientes un maniquí de costurera, sombreros de paja, collares de colores, y un placar con mucha ropa de todas las estaciones, para salir o ir de fiesta. Botas con piel, zapatos y zapatillas y hasta un casco para la motocicleta, guau!!! Nunca vi tantas cosas diferentes todas juntas. Lo que parecía ser el comedor tenía una mesa cubierta de vajilla, un aparador con platos y adornos, cortinas y manteles sujetos a los picaportes de las puertas y otra gran diversidad de cosas imposibles de enumerar, salvo si escribiese un libro y no es la idea. Por lo que supe luego se dedican a la tapicería, decoración de interiores, pintura y empapelado.
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