Dormir con los Tuaregs
No me lo podía creer! íbamos a lomos de un camello que andaba con toda soltura por altísimas dunas siguiendo un tuareg que portaba una bolsa de comida (que le había dado nuestro guía) para ofrecérsela a la primera familia de nómadas que tuviera la gentileza de alojarnos por un día en sus haimas y compartir con nosotros lo que sería una de las mejores noches de mi vida.
Y después de 3 horas de camello encontramos una familia y como era de esperar nos acogió, la mujer estaba escondida en una haima y le pudimos ver poco el pelo, el marido cuidaba su pequeño ganado y los 3 niños nos miraban como quien mira un marciano que acaba de aterrizar en tu casa y que por alguna extraña razón tu padres ni siquiera le pregunta que hace allí.