ANADEL
Grata sorpresa
Gratísima sorpresa el encontrar este dechado de buen gusto en este recóndito pueblo de Gallipienzo, y es que había hecho la reserva hace un montón de tiempo y ni me acordaba del lugar, ya era el final de nuestro itinerario por los Pirineos oscenses.
Lo regenta una pareja de señores de correctísimo trato y a los que se les nota que han hecho una gran inversión de todo tipo en el proyecto, desde la rehabilitación arquitectónica de lo que quedaba de unas casas, hasta en el más mínimo detalle.
Hubo el problema de que mi habitación solo tenía un ventanuco dando a la calle, por tener vistas, por lo visto, había que pagar un sobreprecio que pensé que no iba a compensarme, pero lamentablemente luego me arrepentí.
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