Aprendiendo del pasado
Normalmente no suelo sentirme atraído por toda la parafernalia que constituye esos recuerdos que muchos prefieren mantener en la memoria histórica por razones de heroísmo, gloria o simple fetichismo. Pero tengo que reconocer que en el caso del HMS Belfast mis prejuicios cayeron redondos al suelo, o más bien al agua del Támesis, ya que ver este destructor, balanceándose casi imperceptiblemente en el arrullo de las mareas del río tiene un magnetismo fuerte e irremediablemente atractivo.
No es fácil resistirse a visitar el pasado cuando en pleno centro de la ciudad de Londres encuentras un barco que tiene y retiene tanta historia que parece envuelto por un halo de leyenda.