Hostal La Plaça

Hay lugares que simplemente por su entorno ya merecen la pena. Sin lugar a dudas, La Plaça es uno de ellos. Y es también mucho más. Rodeado de naturaleza e historia, tiene todo lo necesario para pasar unos días inolvidables, ya sea para descansar de una jornada de nieve en las cercanas pistas o de un día de aventura y naturaleza en verano. Además, el trato humano de sus socios (totalmente familiar) y la excepcional cocina de productos de la tierra le confieren un encanto muy especial. Un lugar que merece la pena visitar, sin duda.

Para empezar, es un hostal que en realidad tiene condiciones de hotel de al menos 3 estrellas si no más. Para continuar, el trato personal, el servicio, es extremadamente bueno, hecho por personas inteligentes, preparadas y con muchas ganas de que cada cliente se vaya satisfecho y vuelva un montón de veces (y de hecho, muchos volvemos con frecuencia). El sitio es inmejorable, al lado de uno de los Parques Nacionales más notables, con un entorno de montañas idílico. En medio de un valle lleno de arte románico muy bien conservado.
La gastronomía del hostal es excelente, con un cocinero joven que suma materiales naturales con cierto atrevimiento pero sirviendo más comida de la que te puedes comer y sin pasarse de moderno.

Restaurante en el mismo hostal La Plaça, situado justo enfrente de Sta. Eulalia, iglésia románica de Erill La Vall y cerca, también, del Centro de Intepretación del Románico del Valle.

Nos trataron de fábula, tanto los propietarios como el personal. El tipo de cocina es una fusión de cocina tradicional con toques modernos y atrevidos.

Productos de primera elaborados con mucho cariño y con excelente resultado final. Hacen un rissotto de setas delicioso, unos guisos de los que ya no se encuentran y un pastel de queso que ni os cuento.. Excelente!!

El restaurante es muy acogedor y renovado hace poco. Puedes salir a fumar al jardín, justo al lado de su huerto.

Hemos estado en el hotel 2 noches y hemos disfrutado del pueblo, del Valle y de sus maravillosos parques, entre ellos "Aiguestortes", un maravilloso lugar a tan solo unos minutos del hostal.

El trato con la clientela es excelente, nos hemos sentido muy cómodos, probablemente regresaremos a disfrutar de la maravillosa cocina. Destacamos el risotto de setas, y lo buenísimo que está el pastel de queso.

Las habitaciones y los baños están decorados con muy buen gusto, la limpieza es notable.

Regresaremos, ¡sin duda!