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Agradable sorpresa
La ciudad en si fue una sorpresa porque aunque no la esperábamos tan grande nos resulto acogedora y hasta mágica, con un muy buen ambiente. Allí dormimos en "la petite maison de Carla" y esa fue la sorpresa, una maison d'hotes muy bien situada, bonita, con unos detalles muy cuidados y llevada por María, una española afincada en Aix muy salerosa y presta a ayudar con cualquier cosa. La habitación cuesta 90 euros con desayuno.