La verdad es que Alejandro convirtió nuestro corto fin de semana en una experiencia inolvidable. Muy cercano, como de la familia, nos cuidó muy bien. La habitación, impecable. Pedimos una suite y nos dieron una con jacuzzi y muy bonita amueblada. Nos dimos una sesión de hidroterapia en seco que nos dejó como nuevos.Así da gusto, volveremos.
Estuvimos el mes pasado en el hotel y fue un descubrimiento:
1) Por la zona, con un magnífico románico, con las salinas y los pueblos negros...
2) Por el hotel, acogedor y tranquilo, con una decoración algo recargada pero elegante
3) Por la comida tanto la del hotel, casera y de buena calidad, como por la de la zona.
En definitiva, un fantástico y tranquilo fin de semana que ha sido posible gracias a que detrás de este precioso hotel hay personas que se preocupan de que lo pases bien y estés cómodo.
Lo único malo, mi cuñada, que se presentó allí con el pesado