Hotel Balneario de Lanjarón

A principios del siglo XX, Lanjarón seria cita obligada para los más acaudalados de la época: el punto de reunión y descanso de los reyes, reinas y personajes tan conocidos como Virginia Wolf, Betrand Rusell, Manuel de Falla o Federico García Lorca.
El Balneario está abierto de febrero a diciembre.

En estos parajes de tan extraordinaria naturaleza este edificio resalta por su belleza estética. La fachada parece imitar un palacio oriental, escalinata, dos plantas, grandes cristaleras, jardines, techos altisimos, arcos de medio punto, tejas árabes, etcétera.

Antes de venir llamamos por teléfono y nos facilitaron los números de algunos de los hoteles más cercanos. En el Balneario no existe alojamiento, pero a pocos metros hay mucho para elegir y a buenos precios. La calle que cruza Lanjarón está llena de tiendas con todo tipo de artículos. Lo bueno del tema es que como la clientela mayoritaria del Balneario pertenece a la tercera edad los precios de todo son muy económicos.

El aparcamiento oficial está en los jardines de enfrente del Balneario, pero si estuviese lleno un poco más abajo hay un aparcamiento al aire libre. Lo lleva el propietario de la tienda de textiles y a nosotros nos cobraron cinco euros por día.

Entramos en el vestíbulo y nos dirigimos a un mostrador que había a algunos metros de la entrada. Un par de señoritas nos atendieron. En principio desechamos la visita a los servicios médicos, obligatorio si aludes motivos médicos, pero lo que queríamos era conocer el Balneario. Por ello elegimos un tratamiento novedoso, estrenar la piscina de chorros.

A mano derecha, en el vestíbulo, había tres fuentes. Junto a ellas un numeroso grupo de personas bebía libremente de la misma. Luego nos fijamos en que se iban del Balneario, eso sí cada uno con su jarrita colgada del cuello. Posteriormente nos enteramos de que se trata de un circuito, por las mañanas beben agua de una serie de fuentes con características distintas. Frente al Balneario hay unos jardines con otra de las fuentes más concurridas. Las de dentro se llaman Salud I, de mineralización débil, Capilla, media-baja por lo que se usa como estimulante del apetito y Salud II, media con propiedades digestivas. La de los jardines de Capuchina es de mineralización fuerte.

Pero el agua básica de este Balneario, la que se usa no para beber sino para los tratamientos es la que emana el manantial de El Salado, con muchos cloruros, sodio, calcio, carbogaseosa e hierro.

Nos subimos a la primera planta y nos dejaron una toalla y el abornoz. Afortunadamente llevábamos preparados las chanclas, porque ropa y calzado de calle han de quedarse en la taquilla. De allí pasamos junto a las salas de tratamiento respiratorio, las de mangueras de presión y similares. Al final del todo, en una sala acristalada, la piscina dinámica con un aforo de ocho personas y su correspondiente monitor.

De allí subimos a la segunda planta, donde están las salas dedicadas a la belleza.

Finalmente nos fuimos a la cafetería, junto a los jardines.

Abre de febrero a diciembre.

Su oferta es la siguiente:

Balneoterapia:
Cura hidropónica (aguas mineromedicinales bebidas)

Baños, duchas y chorros:
Baño de inmersión
Baño de burbujas
Baño de hidromasaje
Baño con masaje subacuático
Maniluvio /Prediluvio
Chorro a presión
Ducha circular
Piscina dinámica
Sauna finlandesa
Pasillo de cantos rodados
Estufa de vapor
Técnicas respiratorias

Segunda planta: Estética
Estética termal
Estética termal facial
Presoterapia
Drenaje linfático
Parafango
Masaje relajación
Masaje total
Quiromasaje neurosedante
Reflexología podal
Onda corta

Otros servicios:
Consultas médicas
Salón de convenciones
Cafetería
Aparcamiento enfrente
Pistas de tenis
Solarium
Programa Jardín Secreto