ESTUPENDO
El hotel ocupa la antigua casa solariega de D. Pedro Oviedo, que fue un mecenas del siglo de oro. Tradicionalmente la actividad cotidiana en una casa en La Mancha giraba en torno a un patio central, este patio central original se ha conservado y asimismo también hay una serie de habitaciones rústicas en la parte antigua de la casa, luego hay otro patio en el que las habitaciones son modernas (yo estuve en esta parte, aunque hubiese preferido la parte antigua). Las habitaciones son muy amplias, así como el baño con una estupenda ducha. Hay WiFi en todo el hotel. El personal es muy agradable y el desayuno está muy bien, no es el típico buffet con todo preparado, te preguntan lo que quieres y te lo hacen sobre la marcha.