Hoteles de los que dan gusto
Tras varios días de esquí intensivos, ¿qué puede gustar más que el que te reciban en un hotel con Oporto?
En este hotel es que todo es como para quedarte al relax un par de días: Una habitación gigantesca con una cama enorme, de esas en las que te tiras antes incluso de quitarte el abrigo, en la mesita una copita con vino para que te vayas soltando, y una terracita con vistas en la que, yo al menos, tuve mi momento feliz tomándome una cervecita en silencio a última hora.
Pero bueno, al grano: Llegas del esquí, doblado, te quitas las cosas, te pones unas alpargatas y un albornoz, y al spa, que no sólo tiene lo habitual: Piscina, sauna, etc. Lo gordo está fuera, por mucho frío que haga, y son los dos jacuzzis al aire libre. Si ya te coges el vino y te lo llevas para allá, vas a tener un momento de perfección.