No todo en Mallorca es playa y calitas
Sus paisajes interiores son un sueño, especialmente para relajarse completamente.
Protegido por la Serra Tramuntana, Caimari es un pueblito con un sabor único. Allí y en sus alrededores convive gente dedicada desde siempre a la tierra con extranjeros que se han enamorado de su sosiego y del aroma de sus huertos.
Eso les sucedió a James y Paola, los dueños de Es Castell, una finca maravillosa salpicada de viejísimos olivos: La vieron y quedaron completamente prendados.
El hotel conserva su rústica arquitectura rural, sin pretensiones, con un sabor sin igual. Entre tanto verde y silencio uno se olvida del coche y anda siempre en bicicleta. Por pistas estrechas se puede pedalear de Binibona a Moscari, de Mancor de la Vall a Selva, de Selva a Caimari...