Oskar Díaz Toscano
En Hakone hay mucho que ver, tanto es...
En Hakone hay mucho que ver, tanto es así que yo recomendaría tomárselo con calma y por lo menos dormir una noche allí. Así lo hice yo, y bien tranquilo y descansado que visité todo después del viaje desde Tokyo en Shinkansen.
Existe un hotel muy muy famoso en la zona, que es el Fujiya. No es de los más baratos, pero merece la pena pasarse por su página web porque suelen tener ofertas especiales sobre todo fuera de la época estival. Se encuentra muy cerca de la estación Miyanoshita que está muy cerca de Gora, que es por donde seguro que pasaremos para ir hasta el lago desde el que se ve el Fuji.
El hotel es de las construcciones más antiguas y famosas de Japón, tanto es así que tienen muchas fotos de famosos que se hospedaron allí colgadas de la pared como John Lenon y Yoko Ono (que ya era revirada de mirar por aquella época), o Charlot.
También tienen aguas termales que tienen la ventaja de que son privadas, aunque hay que reservarlas con antelación, tu entras allí, te cierras con llave y dejas pasar las horas, buff, todavía se me arrugan los dedos de acordarme...
Las habitaciones son espaciosas, pero típicas, no destacan por nada en especial a parte de su amplitud. Pero el hotel merece la pena recorrérselo porque a parte de los edificios en sí, todos de madera y corte clásico mezcla entre estilo oriental y occidental, cuenta con jardines por los que perderse paseando.
Tampoco hay que perderse el desayuno en un salón precioso donde nos darán a elegir entre oriental y occidental. Elegid el primero, hacedme el favor, ¡que uno no viene a Japón para comer tostadas con mermelada!
También tienen aguas termales que tienen la ventaja de que son privadas, aunque hay que reservarlas con antelación, tu entras allí, te cierras con llave y dejas pasar las horas, buff, todavía se me arrugan los dedos de acordarme...
Las habitaciones son espaciosas, pero típicas, no destacan por nada en especial a parte de su amplitud. Pero el hotel merece la pena recorrérselo porque a parte de los edificios en sí, todos de madera y corte clásico mezcla entre estilo oriental y occidental, cuenta con jardines por los que perderse paseando.
Tampoco hay que perderse el desayuno en un salón precioso donde nos darán a elegir entre oriental y occidental. Elegid el primero, hacedme el favor, ¡que uno no viene a Japón para comer tostadas con mermelada!
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