Buen hotel para disfrutar de la playa y la piscina, pero lejos del pueblo
Típico hotel de vacaciones, con habitaciones grandes pero un poco antiguas (sobre todo los baños, que son un poco de la Edad Media), con una piscina enorme y muy chula y acceso directo a playa. Distribuido en una especie de casitas alrededor de las dos piscinas (una más grande y otra pequeña para niños), con habitaciones normales y bungalows.
Lo mejor del hotel, la piscina, con jacuzzis incorporados, las zonas verdes, el acceso fácil a la playa y el restaurante Mediterráneo, a la carta, en pleno jardín de entrada, ideal para cenar (os recomiendo las pizzas, buenísimas, las pastas frescas y los pescados). Está muy bien también si viajes con niños porque tienen mogollón de actividades todos los días, juegos, monitores/animadores, etc. Lo peor, que las habitaciones son un poco antiguas (al menos las de todos los bloques que rodean a las piscinas, porque el edificio principal al parecer tiene algunas más modernas pero un poco caras), que las paredes son de cartón (se escucha perfectamente a quien tengas en las habitaciones contiguas), que tanto el desayuno como la media pensión es un poco cara para el nivel de comidas, y que la gente que revisa el minibar tiene la insana costumbre de pasar todos los días a las cuatro de la tarde, fastidiándote la siesta día sí, día también.