Descanso en estado puro
Nosotras llevábamos un pequeño mapa para encontrarlo, pero no hubiera hecho falta, ya que numerosos carteles te conducían desde la estación de tren hasta los pies del hotel, así que no hay riesgo de perderse. Su cercanía a la estación y al Palacio de Versalles, unos diez minutos a pie, lo convierten en un lugar ideal para relajarse tras la visita.
Lo de las estrellas no está muy claro, pues en la entrada hay un cartel donde pone que tiene 2, y otro que tiene 3, así que no sé... pero independientemente de las estrellas os lo recomiendo encarecidamente, quizá su fachada os pueda engañar, pero su interior está reformado de hace poco, y la limpieza reina en todos los rincones. La habitación era perfecta, ni muy grande ni muy pequeña, con una super cama que me habría llevado a casa de lo cómoda y grande que era, sin menospreciar las almohadas, que también son dignas de ser recordadas. El baño muy grande, con ducha enorme y todos los utensilios que puedes necesitar, ni una pizca de polvo y muy luminoso. Otro detalle de la habitación era el calentador de agua para hacerte un café o té, había diferentes tipos de cada, con sus azucarillos y leche, el té de menta muy rico. Ideal para irse a la cama a soñar...