El palacio que se transmutó en hotel
En pleno furor constructor se encontraba Osuna allá por 1770, cuando los Marqueses de la Gomera, favorecidos, como el resto de la nobleza rural andaluza, por las políticas agrarias de los Borbones, se enriquecieron aún más y pudieron demostrar su estatus levantando este precioso caserón barroco.
Por fuera, me recuerda a esos edificios coloniales que pude disfrutar en México, Cuba o Puerto Rico, encajados entre una linea de construcciones más bastas y de menos empaque, que brillan por la riqueza de sus balcones, de sus volutas y recargos barrocos, donde parece haber arte en movimiento. Aquí todo ese movimiento parece girar en torno al gran portón central, en un éxtasis que enmarca el escudo ducal, que lo gobierna la vista desde lo más alto.
Ciertamente, la transformación desde 2003 del palacio casi abandonado en un hotel, fue un regalo del destino no sólo para los afortunados que se alojen en él, sino para el edificio en sí, ya que ha permitido que la inversión privada se encargara de su recuperación y mantenimiento.
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