Kris por el mundo
Sencillo, moderno y bien ubicado
Este pequeño hotel de Veliko Tarnovo no es fácil de localizar. Ocupa la última planta de un edificio cerca del casco antiguo de la ciudad, por lo que si uno no va muy atento puede pasar por delante sin verlo.
Para subir al hotel hay que entrar en el edificio en el que hay tiendas, oficinas, y subir hasta el último piso. Allí espera la luminosa recepción con una zona de estar a disposición del los huéspedes. No ofrecen desayunos, pero tienen máquinas en las que sacar cafés, zumos o bollería. Todo es de pago, pero si no quieres salir en busca de una cafetería ellos te dan un sencilla solución.
Las habitaciones son un puñado, algunas tienen solamente ventana en el techo, otras, como la nuestra, un ventanal que da a la calle. Y alguna creo que tiene hasta un balcón.
Nuestra habitación era grande, con una gran cama muy cómoda, un sofá, escritorio y hasta un baño cuya ducha tenía mampara, algo que es noticia en Bulgaria donde la mayor parte de los hoteles tienen una ducha sin tan siquiera una cortina que evite que el agua termine por el suelo de todo el baño.
El precio nos pareció muy económico teniendo en cuenta lo que nos estaban ofreciendo. Lo peor es la complicación para aparcar cerca. Pero siempre puedes dejar el equipaje, dejar el coche unos minutos y luego ir a buscar una plaza que no sea de pago. Ya que aunque se pague hay tiempo límite para estacionar.
La ubicación es buena, cerca los lugares que ver en Veliko Tarnovo ,de restaurantes y a un paseo del centro de la ciudad.
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