Una salida para el recuerdo.
Como regalo de cumpleaños, le regalé a mi madre una estancia de fin de semana en este hotel, ya que antes solían pasar sus veranos aquí.
El hotel se encuentra en primera línea de mar, aunque se mantiene igual que hace años, por lo que no estaría mal una pequeña reforma.
Esta debería comenzar por el ascensor, ya que mi padre va en silla de ruedas, y entrabamos un pelín justos.
En cuanto al trato que recibimos al llegar, fue magnífico, y lo mismo durante toda la estancia.
La habitación que nos asignaron fue la 209, con balcón que da a la fachada principal y con vistas al mar. La limpieza de esta fue perfecta. El baño tiene un pequeño escalón para entrar y cuenta con una ducha y también lo necesario para la higiene personal. A mis padres les asignaron una habitación diferente que no tenía el escalón.