Maravilloso hotelito de montaña
Me llevé una sorpresa tremenda con este lugar en el que sólo pude pasar una noche pero al que quiero volver.
El Xalet de Taüll es un hotel pequeñito, cas más del estilo de una casa de montaña con habitaciones preciosas (Antonia, la propietaria tuvo el detalle de enseñarme varias), decorado con muchísimo gusto y en estilo de montaña (mucha madera, acogedor) pero sin sobrecargar.
Las vistas del comedor donde se desayuna quitan el aliento, se ve todo el valle desde los grandes ventanales. Es un gusto desayunar con esas vistas y el delicioso desayuno que te preparan: embutidos de la tierra, pan con tomate, tostadas, bizcocho, yogur, mermeladas y las jarras de café y leche en la mesa para que te sirvas a gusto. Según me contaron, todo es producto natural y casero. Una maravilla.
Antonia, la propietaria, sabe mantener el equilibrio perfecto entre discreción y ayudar con ideas o consejos a los viajeros. Siempre desde la mayor simpatía.
El hotel tiene poquitas habitaciones por lo que es bueno contactar directamente para saber disponibilidad y quizás para ver si hay descuentos por estancias largas. Yo ya estoy planeando una semanita en otoño, cuando la mitad de las vistas sean árboles rojos.