Maria Victoria Rodriguez
Hotel en la puerta de Laponia
La ciudad de Skelleftea es la puerta de Laponia porque hasta allí llegan vuelos de los países nórdicos y el resto de Europa para internarse en el terrorio norte del país. Allí paré en un hotel con una estructura particular: son varios edificios alrededor de una "plaza" que vistos desde fuera no parecen una misma empresa sino simplementes construcciones de viviendas.
Se ubica a 10 minutos del centro y hay bicicletas para llegar atravesando un barrio de casas típicas.
Un edificio principal, bajo, cuadrangular con un patio y jardín interior donde se ubica la recepción (cierra por la noche), salones de reuniones, sauna y habitaciones.
Un edificio anexo, señorial, amarillo y de dos plantas que fuera una antigua casona privada, que oficia de centro gastronómico del hotel: allí se sirve el desayuno, se realizan eventos y tiene un jardín que baja al río donde se hacen barbacoas.
También hay dos edificios anexos de oficinas, de madera, con las fachadas rojas y aberturas blancas como el edificio principal y una serie de garajes donde se guardan motonieves para el invierno, bicicleatas para el verano, y equipo deportivo variado.
Las habitaciones son simples pero muy prácticas (al estilo escandinavo). Nada sobra, nada falta. Camas individuales o matromoniales con una excelente blanquería. Televisión (antigua pero suficiente) Acceso a internet gratuito Un detalle: no tienen teléfono en las habitaciones para comunicarse con recepción o al exterior. Como dije, finalizado el horario laboral, el personal de recepción cierra y los huéspedes deben hacer uso de sus llaves para entrar al hotel por la noche. Por supuesto, no hay room service.
Los baños no incluyen ninguna amenity y son muy funcionales. No hay bañeras ni platos de ducha. Simplemente una cortina y es suficiente. Un detalle: hay una pequeño escurridor para secar el exceso de agua en las paredes una vez finalizada la ducha (recordemos que las construcciones son básicamente de madera).
Sin embargo, no extrañas ningún servicio. Son muy amables y el desayunador es encantador. Pura practicidad y estilo nórdico.
También hay dos edificios anexos de oficinas, de madera, con las fachadas rojas y aberturas blancas como el edificio principal y una serie de garajes donde se guardan motonieves para el invierno, bicicleatas para el verano, y equipo deportivo variado.
Las habitaciones son simples pero muy prácticas (al estilo escandinavo). Nada sobra, nada falta. Camas individuales o matromoniales con una excelente blanquería. Televisión (antigua pero suficiente) Acceso a internet gratuito Un detalle: no tienen teléfono en las habitaciones para comunicarse con recepción o al exterior. Como dije, finalizado el horario laboral, el personal de recepción cierra y los huéspedes deben hacer uso de sus llaves para entrar al hotel por la noche. Por supuesto, no hay room service.
Los baños no incluyen ninguna amenity y son muy funcionales. No hay bañeras ni platos de ducha. Simplemente una cortina y es suficiente. Un detalle: hay una pequeño escurridor para secar el exceso de agua en las paredes una vez finalizada la ducha (recordemos que las construcciones son básicamente de madera).
Sin embargo, no extrañas ningún servicio. Son muy amables y el desayunador es encantador. Pura practicidad y estilo nórdico.
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