Me alojé en este hotel en una de mis ...
Me alojé en este hotel en una de mis visitas a Vigo, en Julio de 2007. Es un hotel de 3 estrellas, de la cadena Sercotel, que está magníficamente situado, en pleno centro financiero y comercial de la ciudad, junto al Corte Inglés. Es un edificio de varias plantas al que se accede a subiendo unas cuantas escaleras, pues la calle en la que se sitúa tiene una pendiente muy pronunciada.
En la zona es prácticamente imposible encontrar aparcamiento (y además las calles son zona azul) pero el hotel tiene garaje subterráneo (7,50€ el día) donde podéis aparcar, siempre y cuando vuestro coche no sea muy grande, porque la rampa de acceso (con muchísima pendiente) es muy estrecha y hay que hacer maniobra para voltear; las plazas son anchas pero muy cortas, por lo que hay que meter el coche atravesado, porque si no, se te queda medio coche invadiendo el pasillo de acceso, que también es de lo más estrecho y hay que hacer mil maniobras para salir.
La zona de recepción es bastante amplia, con el mostrador, una zona de lobby con sofás (donde puedes coger un callejero y folletos turísticos a discreción), y el acceso a la cafetería y al restaurante, que están abiertos al público en general. Sin embargo, el personal que nos atendió fue bastante rancio; cuando llegamos no nos hicieron ni caso, estaban mirando no sé qué listados, y tuvimos que esperar a que terminaran de hacer sus cosas para hacer nuestro chekin.
La habitación estaba bastante bien, amplia, con dos camas king size de 105 cm juntas, un armario empotrado de dos hojas, tv satélite, reposamaletas, y una mesa de escritorio sobre la que había un libro sobre turismo de Galicia. El mobiliario era de madera oscura que contrastaba con las cortinas y edredones en tonos granates. Había radiadores para la calefacción, y aire acondicionado; éste no tenía termostato, pero sin embargo, en la habitación frío a pesar de que lo teníamos apagado, así que supongo que lo controlen desde la recepción. La habitación daba a un patio interior, por lo que teníamos unas vistas horribles (la calle tampoco es que tenga ninguna vista especial y es estrecha), pero a cambio, no se oía ningún ruido de la calle. Había persianas (y no foscurit) así que dormimos como ángeles!
El baño también era bastante amplio y bien iluminado, con una bañera grande acrílica, wc y un lavabo encastrado en una meseta de mármol. El agua caliente salía a la perfección y con muchísima presión. Teníamos también secador de pelo y un completo set de amenities con set dental y de afeitado, gorro de ducha, costurero, kleenex, jabones y sobrecitos de gel.
Únicamente encontramos un defecto: Había un enchufe estropeado y cuando enchufabas algo en él, hacía cortocircuito y saltaban los plomos. Me llamó la atención que cada habitación tiene un cuadro eléctrico independiente, detrás de la puerta.
El desayuno buffet iba incluido en el precio de la estancia, y estuvo bastante bien y variado; constaba de huevos revueltos, bacon, fiambres, quesos variados, tostadas, croisant, yogur, zumos y piezas de fruta. El café con leche era servido por el camarero, pero te dejaba sobre la mesa una jarra con café y otra con leche para que te sirvieras lo que quisieras. La sala de desayunos era la propia cafetería, pero tiene una zona separada, reservada para los clientes del hotel.
En general, me gustó bastante este hotel. Está muy bien situado en el centro de la ciudad, desde donde puedes ir a pie a cualquier sitio, y la relación calidad-precio fue buena (pagamos 65€ más Iva, por la habitación doble con desayuno incluido).


