Tranquilidad y buen gusto
Un fín de semana en un hotel Vincci es una maravilla, en cualquiera que elijamos, pero si encima es el Vincci Plantación del Sur, es ya espectacular.
Intentar enumerar las virtudes no sólo de la cadena de hoteles, sino de éste en particular me llevaría mucho tiempo, pero intentaré destacar lo más importante, para el disfrute de los sentidos y del relax total y absoluto.
Primero su situación, privilegiada en altura, con unas vistas al mar y a la cercana isla de La Gomera que ya quisieran otros hoteles de la misma categoría en la zona.
Espacios amplios y con una decoración que combina los muebles coloniales con un regusto canario que queda combinado a la perfección.
Y eso es lo que nos dan a entender en recepción en el momento de la llegada, cuando nos reciben con una copa de champán y una cálida sonrisa, marca de la casa y después de un rapidísimo check in nos llevan a nuestro pequeño paraiso personal, nuestra habitación.
El aire colonial que hemos visto en el hotel y que le da nombre, crece en nuestro recinto privado. Armarios con puertas de cristal forradas en tela, colores cálidos y muebles de estilo, cuarto de baño equipadísimo con todas las amenities que podamos necesitar y con espacios separados, incluyendo una enorme bañera y ducha de hidromasaje.
Las camas son el sumum de la comodidad, firmes pero envolventes, para un despertar tranquilo y descansado.
Ya en el balcón, disfrutamos con la vista del mar y de los cuidados jardines de flora canaria que rodean todo el recinto.
Lo mejor de todo, sin duda, el ultracompletísimo desayuno.
El café, de cápsulas, una delicia y el jugo de naranja tan auténtico como el mejor de Valencia.
Ya se sabe que el café y el jugo de naranja son los dos pilares de un hotel, pero es que Vincci Plantación llega más allá. La variedad de frutas de las que disfruta Tenerife, en cualquier temporada del año ayuda a preparar los más exquisitos jugos y postres. Un amplísimo surtido de bollería y panadería, que acompañan a las más exquisitas mermeladas y confituras, a los embutidos y quesos más sabrosos, junto con los productos lácteos más frescos y cremosos nos van haciendo más dulce y suculento el despertar.
Completamos este festín de sabores con un cocinero que prepara ante nuestros ojos tiernas tortillas con nuestros ingredientes favoritos y otros caprichos de plancha.
El servicio, rápido y atento, nos mima en todos nuestros deseos, convirtiendo el desayuno en un auténtico festín para los sentidos.
Y para seguir el día, nada mejor que bajar a las piscinas, a tomar un buen baño o a relajarnos indefinidamente en las magníficas camas balinesas o en las comodísimas tumbonas.
No hay nada más que hacer, solo disfrutar y vivir el mejor hotel de Tenerife..