La Iglesia de San Francisco Javier
Parece que queda de espaldas al río, a la ciudad, aunque en teoría y en práctica forma parte indisoluble de ella y mucho más, es uno de los elementos más hermosos del centro histórico y turístico.
Por eso no entiendo que muchos visitantes de Lucerna pasen de largo por ella, como si no tuviera importancia, como si fuera un edificio más, otra iglesia, otro templo.
Quien no la conozca, no podrá disfrutar de esta maravilla del barroco jesuítico que tiene ya 350 años y que puede que sea, por lo menos para mí, uno de los edificios religiosos más elegantes de Suiza.
Entiendo que por fuera no impresione mucho, ni por su tamaño ni por su color, blanco puro. Pero no se puede negar la delicadeza de su preciosa fachada que contrasta con el oscuro río y refleja el sol del amanecer como una lámpara que irradia luz a todo lo que la rodea.